ardilla

Ratatösk

¡Hola hidromieleros! El otro día navegamos un poquito en la mitología nórdica haciendo una pequeña introducción sobre los gigantes, esos enormes seres que compiten en poder con los dioses. Hoy vamos a seguir surcando los mares de la mitología nórdica y vamos a hacer una pequeña entrada de uno de los seres más curiosos que habitan el Yggdrasil, Ratatösk.

Como todos sabéis el árbol Yggdrasil era el lugar dónde se encontraban los diferentes mundos de la mitología nórdica, desde el Helheim (lugar de los muertos), hasta Asgard (lugar de los dioses) y este árbol no sólo era el lugar dónde reposan estos mundos, también habitan en él algunos animales, ciervos, serpientes, aves… y la ardilla Ratatösk.

Por lo que sabemos Ratatösk vendría a significar algo así como “diente perforador” y no sería tan raro que esta fuese la traducción adecuada, pues Ratatösk roía árbol, generando así cierta destrucción, pero el propio Yggdrasil se regeneraba y de esta manera es mantenía cierto ciclo de renovación y destrucción.

En la edda prosaica se le menciona como una ardillita que va de un lado para otro llevando chismes y sembrando la confusión entre los animales del Yggdrasil, sobre todo entre el águila que se encuentra en la copa del árbol, de la cual desconocemos su nombre, y el dragón Nidhöggr que se encuentra bajo una de las tres ramas del Yggdrasil.

¿Por qué hace esto Ratatösk? Pues porque le gusta, es un animalillo malicioso que disfruta del caos y quiere sembrar problemas entre el águila y el dragón, posiblemente sea una representación de los chismorreos y las personas maliciosas, una manera de plasmar en el mito una conducta humana un tanto despreciable.

Por ultimo, saber que cuando llegue el Ragnarök la ardilla morirá y el dragón atormentará las almas humanas.

Si podemos sacar alguna moraleja de esto podríamos decir que “a toda ardilla le llega su Ragnarök”. O bueno que no seáis unos capullos como la ardilla, pasadlo bien, disfrutad de la compañía de os demás y brindad por Odín con un buen hidromiel artesanal.

¡Sköl!